sábado, 20 de febrero de 2016


Alonso Fernández de Avellaneda es el seudónimo del autor del libro conocido como el Quijote de Avellaneda (título original: Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha), publicado, según su pie de imprenta falso,[1] en Tarragona en el año 1614. Hasta el momento, no hay un acuerdo sobre su identidad, aunque se ha propuesto una serie de posibilidades.

En 1614 aparece como impreso en Tarragona, al cuidado del librero Felipe Roberto, el Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha, que contiene su tercera salida: y es la quinta parte de sus aventuras, compuesto por el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, natural de la villa de Tordesillas.

La suya no constituye la única imitación del libro en tiempos de Miguel de Cervantes, pero sí la más importante en su época como para ser citada en la 2.ª parte de Don Quijote que apareció publicada al año siguiente.

Para sorpresa general (siempre fue considerada una obra menor por los comentaristas cervantinos), se ha demostrado¿Dónde? que el Quijote de Avellaneda alcanzó éxito entre los lectores, pues mereció ser reimpreso el mismo año de 1614 sumando numerosas erratas a la edición anterior. Es esta segunda edición, considerada por la mayoría peor que la original, la que se ha solido utilizar para las ediciones modernas hasta hace poco.[cita requerida]

En el siglo XVIII, el bibliotecario real Blas Nasarre consideró que la continuación de Avellaneda era superior a la cervantina.[2]

Don Quijote, por casualidad, descubre en el capítulo 59 de la Segunda Parte de la obra dedicada a él que existe ya una continuación de su "historia". Por lo que aprende de ella, Don Quijote está más que molesto, porque le pinta como desenamorado de Dulcinea. Se supone que tras este disgusto de Don Quijote está el de Cervantes, quien hace que un personaje de la obra de Avellaneda, el granadino Álvaro Tarfe, aparezca en la suya (capítulo 72). Para hacer constar la falsedad de la obra de Avellaneda, ante un escribano y el alcalde del "lugar" donde se encuentran, jurídicamente y "con todas las fuerzas que en tales casos debían hacerse", Tarfe declara que el Don Quijote de la obra de Avellaneda no corresponde a la "auténtica" Don Quijote presente. Más adelante, en el capítulo 70, Altisidora cuenta que en una visión, ve que los diablos del infierno usan el libro de Avellaneda como pelota, comentando uno que es tan malo "que si de propósito yo mismo me pusiera a hacerle peor, no acertara".

Aún más, aparece el nombre "genuino" de Don Quijote: Alonso Quijano. En la Primera Parte jamás se especifica el nombre del caballero manchego. Pero para recalcar aún más la falsedad de la continuación de Avellaneda, donde el nombre del protagonista es Martín Quijada, en el último capítulo de la obra cervantina se aprende su verdadero nombre.[9]

En su testamento, Alonso Quijano condena otra vez al "autor que dicen que compuso" la obra de Avellaneda, un "escritor fingido y tordesillesco", por lo cual se supone que Cervantes sabía que Avellaneda era seudónimo, pero que no llegó a identificar a su verdadero autor.

El texto también sugiere que Cervantes haya hecho morir a Alonso Quijano, quien en la "fuesa" (fosa) "real y verdaderamente yace tendido de largo a largo", para que no pueda "hacer nueva salida", según reza la penúltima frase de la obra.

Se especula que los ataques de Cervantes hayan sido contraproducentes, haciendo que lectores modernos acudan a la obra de Avellaneda, y que sin estos comentarios suyos a obra de "Avellaneda" estaría casi olvidada.

Sin embargo, es muy posible que sin el estímulo proveído por la continuación de Avellaneda, Cervantes no habría acabado la suya, abandonada durante años. Simplemente porque el libro aparece por primera vez en el capítulo II, 59, no se puede concluir que Cervantes llegó a tener conocimiento del libro mientras redactaba dicho capítulo. Pudo haberlo conocido bastante antes.


https://es.wikipedia.org/wiki/Alonso_Fern%C3%A1ndez_de_Avellaneda
Eslany Indriago, Milimar Lopez y Sergio Pineda

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Gracias, María Valentina. Suscribo tu opinión, so pena de pedir que se elimine. Ya hace un mes del comentario.

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