domingo, 31 de enero de 2016

Arquitectura barroca: América Central

El desarrollo del barroco centroamericano se parece en algunos casos, vinculados a procesos similares, al de ciertas áreas mexicanas pero en otros predomina el carácter regional aferrado a las tradiciones y tecnologías locales.

El siglo XVI será en América Central el de la implantación de las órdenes religiosas, sobre todo de los franciscanos, dominicos y agustinos. Constan sus conventos de una iglesia de nave única cubierta por bóvedas de crucería y coronada de almenas; de un enorme atrio con barda y puerta en cuyos ángulos se levantan las “capillas posas” o lugares de reposo en las procesiones. A veces hay también “capillas abiertas” o “de indios”, especie de pequeñas iglesias semicubiertas desde donde se pueden seguir los oficios. Esto sin contar las dependencias: uno o varios claustros, número muy limitado de celdas y, en fin, el resto de los locales puramente utilitarios.

Los franciscanos fueron los más sobrios; los dominicos ya agregaron cruceros a las iglesias, y los agustinos cubrieron literalmente sus conventos de pinturas murales, realizadas a veces en simple grisalla.

Si el siglo XVI corresponde en América Central a la fundación de ciudades y al proceso de instalación de las órdenes, no hay duda de que el siglo XVII ve sobre todo la terminación de las primeras grandes catedrales y el inicio de las obras de ciertos voluminosos conventos urbanos, cuya novedad consiste en no ser sólo masculinos como hasta entonces, sino también, en gran número, conventos femeninos especialmente de clausura.

La actitud mental que preside toda esta arquitectura es distinta si se compara a la precedente. En el primer caso se estaba ante una arquitectura de circunstancias; en las nuevas sedes episcopales y conventuales se descubrirá una voluntad de arte “culto” con influencia poshe-rreriana en la disposición general de las masas -que revelan cierta sobriedad- y, en contrapunto, un tratamiento barroco del detalle principalmente en lo concerniente a los retablos, un tanto solemnes y recargados en esa fase del siglo XVII.

Hay que agregar que este siglo XVII es también el momento en que empieza a afirmarse la “escuela poblana”, es decir, el uso de yeserías en el interior de los locales y de la policromía de la cerámica usada como revestimiento al exterior.

En las grandes ciudades, las obras comenzadas en el siglo XVI van a ser proseguidas o terminadas durante el siguiente y con las características con que habían sido imaginadas salvo algunos detalles de la decoración, más sujeta a la moda. La alta sociedad buscaba la elegancia en una artificialidad amanerada; se adornaban las iglesias y los domicilios lujosamente; las estatuas de los santos fueron vestidas de sedas y rasos; el baile, el modo de hablar y de escribir, todos se hicieron muy elaborados.

Guatemala

Catedral de San José. Antigua Guatemala, Guatemala.
Iglesia y convento de La Merced. Antigua Guatemala, Guatemala.
Panamá

Nuestra Señora de la Merced. Panamá, Panamá.
Ruinas del Convento de la Compañía de Jesús. Casco Viejo, Panamá.
Nicaragua

Basílica Catedral de la asunción de León, “La Catedral de León”. Patrimonio de la Humanidad.

Caterine Dos Ramos
Fabiola Fulco
María V. Aular
Jesús Zerpa

1 comentario:

  1. Un poco demasiado técnico, y las ilustraciones habrían podido colaborar a la comprensión, pero no están "sintonizadas".

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