viernes, 3 de junio de 2016

Verso e imagen en Calderon de la Barca


La relación de Calderón de la Barca con la pintura abarca distintas perspectivas: como teórico (en la Deposición y en varias piezas dramáticas), como coleccionista (lo conocemos por el inventario de bienes en su testamento), como escenógrafo, que se ocupa del diseño espectacular de sus piezas y, particularmente, como creador barroco preocupado por la síntesis y relación de las artes (Instituto Cervantes (España)).

La estética barroca se funda en la simbiosis de distintas disciplinas; la relación entre la pintura y la poesía es parte de esa síntesis entre las artes y puede ser asociada con Calderón de la Barca por el discreto vínculo existente entre el imaginario visual, creado por Velázquez, Van Eyck, Cossiers, Rubens, etc., y ciertos de sus textos. Este enlace revela la riqueza del lenguaje y el estilo del autor, basado en la articulación de contrastes, paralelismos, paradojas…

Los versos más bellos de Calderón, que defienden muy bien la tesis anteriormente mencionada, evocan la plasticidad propia de la pintura a través de los recursos literarios más dramaticos, exagerados, proliferos mientras recubren a los personajes calderonianos de una fuerte presencia, con una voz altisonante, con una sensibilidad envidiable:

NarcisoJan. Cossiers
Madrid, Museo del Prado


NARCISO.— Yo a la margen lisonjera
de este arroyo esperaré.
(Vase Bato, y descúbrese la fuente.)
¿Atreveréme a beber
los cristales de su fuente,
sin recelar ni temer
que segunda vez intente
mis sentidos suspender
quizá la ninfa que está
en ella? Pero no hará;
que ofensa no puede ser
llegar yo en ella a beber,
si ella brindándome está.
¡Oh, qué ignorante nací!
¡Oh, qué necio me crié!,
pues nunca de alguno oí
si ofensa o lisonja fue
de las ninfas el que así
se atrevan a su cristal.
Mas si es deidad lisonjera
para remediar mi mal,


forzoso es ser liberal.
Oh, tú, que eres la primera
ninfa del agua, a quien yo
sediento a pedir llegué
alivio y consuelo, no
te ofendas ahora de que
(Asómase a la fuente.)
a ti me atreva. ¿Quién vio
jamás igual hermosura
de la que aquí a mirar llego,
pues su ninfa (¡qué ventura!)
flechando está vivo fuego
dentro de la nieve pura?
No sin espanto y recelo
a ver llegan mis temores
en otro mundo de hielo
otros árboles y flores,
otros montes y otro cielo.


Pedro Calderón de la Barca
Eco y Narciso, I, 1932


La fragua de VulcanoDiego Velázquez 
Madrid, Museo del Prado

IRÍFILE.— La fragua allí de Vulcano
lo diga, en cuya violenta
forja de Estérope y Bronte
es martillada tarea
la fundición de los rayos.
[…]
LEBRÓN.—De que este ruido es, si el
sonecillo no me engaña,
machacar en hierro frío.
PIGMALIÓN.— La vecindad de la fragua
de Vulcano hará esos ecos,


a cuyo compás descansan
sus cíclopes, pues al son
del duro ejercicio cantan:
CÍCLOPES.— (Cantan dentro.)
Teman, teman los mortales,
que se labran
en el taller de los rayos
de Amor las armas.



Pedro Calderón de la Barca
La fiera, el rayo y la piedra, 
I, 1595 y 1695



La caída de Faetón
Jan van Eyck
Madrid, Museo del Prado

FAETÓN.— ¡Valedme, cielos!, que es
de vuestros claustros desdoro
que a ellos los celos se atrevan;
o perdonadme si rompo
de la carrera la línea,
alterando el orden todo
del día, que he de seguirla,
o morir en su socorro.
Mas ¿qué es esto? Los caballos
desbocados y furiosos,


viéndose abatir al suelo,
soberbios extrañan otro
nuevo camino… Y no, ¡ay triste!,
en esto resulta sólo
el desmán, sino en que ya
la cercanía del solio
de la ardiente luz de tantos
desmandados rayos rojos
montes y mares abrasa.



Pedro Calderón de la Barca
El hijo del Sol, Faetón, I, 1901



Bibliografía

Instituto Cervantes (España). (s.f.). Pedro Calderon de la Barca (1600-1681). Recuperado el 01 de Junio de 2016, de Centro Virtual Cervantes: http://cvc.cervantes.es/actcult/calderon/pedro_calderon.htm#versoimagen



GRUPO
Maria Valentina Aular
Fabiola Fulco Salazar
Jesús Zerpa

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