Giambattista
Marino (18 de octubre de 1569, Nápoles - 26 de marzo de 1625, Nápoles), poeta
italiano, fundador del estilo llamado Marinismo, después secentismo,
caracterizado por un empleo extravagante y excesivo de conceptos-, que se
impuso en la poesía italiana del siglo XVII. Su concepción de la poesía, basada
en la exageración del artificio manierista, está llena de antítesis y toda una
gama de juegos de palabras, pródiga en descripciones y de una sensual
musicalidad. Gozó de gran éxito en su tiempo, comparable al que obtuvo Petrarca
antes que él.
Fue muy
imitado en Italia, Francia (donde era el ídolo de los miembros de la escuela
“précieux” y de los llamados “libertins”), España (cuyo mayor admirador fue
Lope de Vega) y otros países católicos como Portugal y Polonia, así como
Alemania. En Inglaterra era admirado por John Milton y fue traducido al inglés
por Richard Crashaw.
Fue el
punto de referencia de la poesía barroca mientras estuvo en voga. En los siglos
XVIII y XIX se le tildó, sin embargo, de fuente y ejemplo del “mal gusto
barroco”. Con el renacimiento en el siglo XX del interés por procedimientos
poéticos similares, su trabajo cobró nuevamente vigencia: fue leído con
atención por Benedetto Croce y Carlo Calcaterra, y ha tenido muchos e
importantes estudiosos, incluyendo a Giovanni Pozzi, Marziano Guglielminetti,
Marzio Pieri y Alessandro Martini.
Instruido
como abogado, Marino eligió no ejercer y en lugar de eso halló un inmenso éxito
con la poesía que lograba publicar a pesar de la censura. Su obra más
importante, un trabajo de más de 20 años, es el Adonis (1623), un poema extenso
(más de 40.000 versos) que relata, con muchas digresiones, la historia de los
amores entre Venus y Adonis. Su obra, aclamada por toda Europa, sobrepasó a las
de sus imitadores, quienes llevaron sus complicados juegos de palabras y
elaborada altivez y metáforas a tales extremos que "marinismo" se
convirtió en un término peyorativo.
Marino
permaneció en su Nápoles natal hasta 1600, llevando una vida de placeres
después de romper su relación con su padre, quien quiso que su hijo siguiese
sus pasos en la abogacía. Estos años de formación en Nápoles fueron muy
importantes para el desarrollo de su poesía, a pesar de que la mayor parte de
su carrera se desarrollase en el norte de Italia y en Francia. En este sentido,
algunos críticos (incluido Giovanni Pozzi) han destacado la enorme influencia
que ejercieron en él los círculos culturales del norte de Italia; otros (como
Marzio Pieri) han insistido en que el Nápoles de entonces, a pesar de estar
parcialmente en decadencia y oprimida por el dominio español, seguía gozando de
una buena posición entre las capitales culturales de Europa.
El padre
de Marino era un culto abogado que frecuentaba el círculo de Giambattista della
Porta. Parece que tanto Marino como su padre participaban en las
representaciones teatrales privadas de su anfitrión. Pero lo que es más
importante: estos ambientes pusieron a Marino en contacto directo con la
filosofía natural de Della Porta y los sistemas filosóficos de Giordano Bruno y
Tommaso Campanella. Mientras que el propio Campanella se opuso al “Marinismo”
(aunque sin atacarlo nunca directamente), este marco especulativo común debe ser
tenido en cuenta con todas sus implicaciones panteísticas (neopaganas y
heterodoxas), a las que Marino se mantendría fiel durante toda su vida y que se
manifestarían en su poesía, obteniendo gran reconocimiento entre los pensadores
más conformistas por un lado, y afrontando continuas dificultades por el
contenido intelectual de su trabajo, por otro.
Otras
figuras que influyeron especialmente en el joven Marino incluyen a Camillo
Pellegrini, amigo de Torquato Tasso (a quien el propio Marino llegó a conocer,
aunque brevemente, en la casa de Giovanni Battista Manso, y con quien
intercambió sonetos). Pellegrini fue el autor de Il Carrafa overo della epica
poesia, diálogo en honor a Tasso y en el que se le valoraba por encima de
Ludovico Ariosto. El propio Marino es el protagonista de otro de los diálogos
del prelado, Del concetto poetico (1599).
Marino
se entregó a sus estudios literarios, al tiempo que mantenía múltiples
relaciones amorosas y a una vida de placeres; lo hizo con tanto entusiasmo, que
fue detenido al menos en dos ocasiones. En este sentido, como en muchos otros,
el camino que tomó se asemeja bastante al de otro gran poeta de la época con
quien ha sido a menudo comparado: Gabriello Chiabrera.
Pero un
aura de misterio envuelve la vida de Marino, especialmente las distintas
temporadas que pasó en prisión; uno de los arrestos se debió a que procuró un
aborto para una tal Antonella Testa, hija del alcalde de Nápoles, pero se
desconoce si el padre del niño era Marino o un amigo suyo. Sin embargo, algunos
testigos, que incluyen tanto a detractores de Marino (Tommaso Stigliani) como a
defensores (el editor y biógrafo Antonio Bulifoni), sostienen firmemente que
Marino, mucha de cuya poesía es claramente ambigua, tenía tendencias
homosexuales. Sea como sea, la falta de datos sólidos sobre este tema se debe
obviamente a las persecuciones a las que se enfrentaban este tipo de “prácticas
sodomitas”, especialmente durante el período de la Contrarreforma. Su segunda
condena (por la que se jugó la pena capital) se debió a sus intentos de forzar
las bulas episcopales para salvar a un amigo que se había involucrado en un
duelo.
Marino
abandonó Nápoles y marchó a Roma, primero al servicio de Melchiore Crescenzio,
y después al del Cardenal Aldobrandini. En 1608 se marchó a la corte del Duque
Carlo Emanuele I en Turín; este sería un período difícil para el poeta, ya que
sería víctima de un intento de asesinato por parte de su rival Gaspare Murtola,
y condenado a un año de cárcel por ciertos chismorreos maliciosos que había
escrito sobre el duque.
En 1615
abandonó Turín rumbo a París, donde permaneció hasta 1623, honrado en la corte y
admirado en los círculos literarios franceses. Regresó triunfante a Italia, y
murió en Nápoles en 1625.
Marino
tiene una extensa obra, tanto en prosa como en verso; sin embargo, su poesía
sigue siendo la faceta más admirada e imitada de su trabajo.
Le Rime
(1602) y La lira (1614)
Marino
creó un nuevo, “suave, gracioso y atractivo” estilo para un público nuevo,
distanciándose de Torquato Tasso y el petrarquismo renacentista, así como de
cualquier norma aristotélica.
Su
innovación puede ya observarse en sus Rime (Rimas) de 1602, más tarde ampliadas
bajo el título La Lira en 1614, compuesta por versos eróticos, piezas sacras y
encomiásticas, organizadas bien por temáticas (poemas marítimos, rústicos,
amorosos, fúnebres o religiosos) o bien por formas métricas (madrigales o
canciones).
A menudo
entroncan con la tradición clásica de la literatura grecolatina, en especial
con los poemas amorosos de Ovidio y el Dolce stil nuovo de la tradición
italiana, mostrando una fuerte tensión experimental con las tendencias
antipetrarquistas. En 1620 Marino publicó La Sampogna, una colección de poemas
dividida en dos partes: una compuesta por idilios pastoriles y otra por versos
“rústicos”. Aquí Marino se distancia de las temáticas amorosa, heroica y
sagrada, en favor de la mitológica y bucólica.
L'Adone
L’Adone
(Adonis), publicado en París en 1623 y dedicado al rey Luis XIII de Francia, es
un poema mitológico en octavas dividido en veinte cantos. Recorre toda la vida
de Marino.
Argumento
El poema
trata sobre el amor de la diosa Venus por el príncipe Adonis, quien se refugia
de una tormenta marina en la isla de Chipre, donde se encuentra el palacio de
la diosa. Cupido, deseoso de ejercer su poder sobre su madre Venus, emplea sus
flechas para hacer que su madre y el joven Adonis se enamoren el uno del otro.
Adonis
escucha las historias de amor que Cupido y Mercurio le cuentan, y es dirigido
al Jardín de las Delicias, dividido en cinco partes -una por cada sentido-, en
cada una de las cuales participa de las delicias del amor. Llega hasta la
fuente de Apolo -símbolo de la poesía- y guiado por Mercurio, visita finalmente
las esferas de la Luna, Mercurio y Venus, donde adquiere importantes
conocimientos científicos. Los celos alertan al dios Marte sobre el nuevo amor
de Venus, y se encamina a Chipre. Cuando Adonis averigua que Marte está de
camino, huye y es transformado en un loro por haber rechazado el amor de la
diosa. Habiendo recuperado su forma humana gracias a Mercurio, es capturado por
una banda de ladrones.
Adonis
regresa a Chipre, donde gana un concurso de belleza, y es nombrado soberano de
la isla, reuniéndose con Venus. Pero Marte consigue que Adonis muera en una
cacería, atacado por un jabalí salvaje. Muere en los brazos de Venus y su
corazón es transformado en una flor roja: la anémona. El poema se cierra con
una larga descripción de los juegos fúnebres en honor del joven.
Técnica
narrativa
En este
frágil marco, Marino introduce las historias mitológicas más conocidas,
incluido el Juicio de Paris, Cupido y Psyque, Eco y Narciso, Polifemo y muchos
otros. De hecho el poema, originalmente proyectado en tres cantos, se
enriqueció hasta el punto de convertirse en uno de los poemas épicos más
extensos de la literatura italiana, compuesto por 5123 octavas (40.984 versos);
una inmensa historia llena de digresiones sobre el tema principal y pausas
descriptivas. En cuanto a la estructura, está dividido en tres partes: la
primera, Adonis y Venus se enamoran por medio de Cupido; la segunda, trata de
los amores y goces de ambos; y la tercera, relata la muerte de Adonis y el
lamento de Venus.
Todo
esto contribuye a visualizar L’Adone como un laberinto de intrincadas
situaciones sin una estructura real. El extenso Canto XX, que tiene lugar
después de la muerte del protagonista, rompe cualquier noción de unidad
narrativa; y es precisamente esta carencia de unidad la gran innovación de
Marino. El poeta compone su obra empleando varios niveles y salta de uno a otro
episodio sin conexión lógica aparente, basando la unión entre ellos meramente
en el lenguaje, rico en hipérboles, antítesis y metáforas.
En el
Adonis, Marino cita y rescribe pasajes de La Divina Comedia de Dante, de
Ariosto, Tasso y la literatura francesa de su tiempo. El objetivo de estos
“préstamos” no es la imitación, y mucho menos el plagio, sino la voluntad de
introducir un juego intelectual de erudición con el lector, de quien se espera
que identifique las fuentes y aprecie los resultados de su personal
reelaboración de los originales. Marino reta al lector a reconocer las citas y
disfrutar de la reescritura del material, como parte de una concepción de
creación poética en la que todo en el mundo (incluida la literatura del pasado)
puede ser objeto de la nueva poesía. En este sentido, Marino transforma su
Adonis en una especie de enciclopedia poética, que recoge y moderniza todas las
creaciones anteriores del genio humano.
El poema
también es la muestra de una nueva sensibilidad conectada con los últimos
descubrimientos científicos (como por ejemplo el elogio a Galileo en el Canto
X) y hallazgos geográficos (como en el Canto VII con su elogio de la pasiflora
o “flor de la pasión”, recientemente importada a Europa desde las Américas).
El
Adonis, a pesar de su virtuosismo técnico, es un trabajo rico en auténtica
poesía, escrito en un estilo que a menudo alcanza la perfección rítmica.
A continuación, un poema de Marino traducido al español:
¿Qué enemigos habrá ahora que en mármol frío
no se tornen de repente,
si miran, señor, en el escudo vuestro
aquella orgullosa Gorgona tan cruel,
con cabellos horriblemente
vueltos amasijo de víboras
provocan escuálida, y pavorosa pompa?
¡Mas qué! Entre las armas ventaja
apenas os procura el monstruo formidable:
ya que la auténtica Medusa es vuestro valor.
Fuentes:
http://porestarcontigo.blogspot.com/2014/06/un-poema-de-giambattista-marino.html
Grupo: Simón Rodríguez, Fernando Toro, Gabriela González
Grupo: Simón Rodríguez, Fernando Toro, Gabriela González
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