Se cumplen 500 años del advenimiento de Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, como soberana de Inglaterra. «Reina de todas las reinas y modelo de majestad femenina», según la describió Shakespeare, fue muy querida por el pueblo inglés, que no dudó en ponerse de su lado cuando se negó a concederle el divorcio a su esposo, Enrique VIII.
Por Carmen Machado
Carácter regio. Catalina era la hija de reyes, había sido educada para ocupar un trono y conocía sus derechos. No estaba dispuesta a ceder la corona ni a permitir que su hija María fuera declarada bastarda. Contaba, además con su orgullo, con el apoyo de poderoso sobrinito, el emperador español Carlos V.
Por otro lado, el pueblo inglés, la adoraba por su caridad con los desfavorecidos, su piedad y su gentileza. Y una parte de la nobleza estaba a su favor. Así que, fortalecida con estos apoyos, Catalina de Aragón se preparó para la batalla. Consiguió que Carlos V presionara al Papa para que denegara el divorcio. Cuando la llamaron a declarar ante un tribunal presidido por su esposo, rebatió a sus acusadores y se dispuso a abandonar la sala sin más tardanza. Según el embajador francés, presente en el juicio, la requirieron para que regresara, pero ella, sin detenerse, afirmó "Este tribunal no es imparcial conmigo. No me demoraré aquí" y se marchó con la cabeza alta y sin volver la vista atrás.
La reina no se amedrentó ni ante los ruegos, ni ante las amenazas ("ni por mi hija, por mis posiciones materiales ni por ninguna adversidad o disgusto cederé, dijo) pese a que fue desterrada de la corte y confinada en residencias cada vez más inhabitables y lóbregas. El rey se enfureció terriblemente y sobornó, chantajeó y presionó para obtener el divorcio pero no pudo torcer la postura del Pontífice, quien temió la ira del emperador español.
Finalmente Enrique VIII tomó una resolución inaudita: rompió con el pasado y se hizo proclamar como "jefe supremo de la Iglesia en Inglaterra" En 1533 se casó con Ana Bolena, a la que el pueblo llamaba "esa mala perra" o "la puta del rey". La nueva reina odiaba a la princesa María y llegó a decir que "haría de ella una criada de su casa o la casaría con un sirviente" También manifestaba que deseaba la muerte a Catalina, a quien culpaba de que la mayoría de los países no reconocieran su boda con el rey.
Fuente: http://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2009/499/1239988914.html
Buen post, aunque no demasiado ligado al tema del contenido.
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