martes, 22 de diciembre de 2015

Carlos V y La Reforma

La cuestión mas trascendental para Carlos V en Europa, fue Lutero y su Reforma, en verdad sería la que llenaría todo el reinado de Carlos, desde el día siguiente de su coronación imperial hasta las últimas jornadas después de la abdicación en Bruselas, hasta con mas fuerza que la rivalidad con Francia. Le perseguirá incluso hasta su retiro en Yuste.

En la amenaza de Lutero entraban varios factores: el incipiente nacionalismo alemán, que pronto vería en Lutero la personificación del pueblo teutón enfrentado con Roma; la auténtica necesidad de una vida religiosa más sincera, en contraste con la corrupción de la curia romana; el malestar económico aumentado por las grandes sumas de dinero que salían de Alemania por los conductos eclesiásticos para la capital de la Cristiandad.

Para Lutero, esta no fue la causa principal que le llevó a su personal rebelión, sino una crisis íntima, abierta en su conciencia, pero al estallar, se enlazó con todo aquel malestar incubado en Alemania, y pronto buena parte de esta haría suya la causa luterana.

Por lo tanto, para Carlos V como defensor de la cristiandad, Lutero se presentaba como el mayor enemigo de aquella unidad tan ansiada.
Algo que había que solucionar pronto, por la vía de diálogo o por la fuerza, viéndose presionado por el Papa León X, que alarmado por las noticias que llegaban de Roma con el avance de la herejía luterana en Alemania, no dejaba de acuciar a Carlos para que declarara a Lutero sin más, proscrito del Imperio como hereje contumaz. Sin embargo Carlos V se resistía prefiriendo tantear otro procedimiento. Reunió la Dieta Imperial en Worms en marzo de 1521, convocando a Lutero a través de un salvoconducto imperial. Quería oír personalmente a uno de los que sería uno de sus mayores antagonistas y probablemente uno de los personajes más destacados del siglo XVI, antes de condenarlo.
 
-Eslany Indriago.

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