Extracto del artículo "DE LA REFORMA PROTESTANTE A LA REFORMA CATÓLICA.
REFLEXIONES SOBRE UNA TRANSICIÓN"
"La monarquía a fines del siglo XVI ha perdido su batalla particular con la
Iglesia. La situación de la Inquisición ya es indicadora de la correlación de fuerzas
en aquel contexto. Se prohiben las interferencias monárquicas en los exámenes de
limpieza de sangre: la Compañía de Jesús evidentemente se deslizó hacia la
ortodoxia papista más radical. En 1616 ascendían los jesuitas a 2.203 personas en
la Península Ibérica. Su escalada como confesores de los reyes se hace con las
reservas -que destacaba Acquaviva en 1602- con las que los confesores jesuitas
debían asumir el encargo de la confesión son significativas: "Si algún soberano no
se encontrase plenamente satisfecho, sería indispensable manifestarle con toda
modestia y humildad que sólo con estas condiciones y no con otras, nos permiten
nuestros Estatutos aceptar semejante encargo". De hecho, sólo la reina Mariana
de Austria en el siglo XVII tuvo un confesor jesuita: el padre Nithard. La audacia
crítica del padre Mariana y las críticas del tiranicidio son, asimismo, propias de la
coyuntura. El nacionaljesuitismo -una cierta interpretación especificamente
española de la Compañía de Jesús- hacía años que estaba extinto si es que existió
alguna vez. A lo largo del siglo XVIX y XVIII sólo hubo un general español: Tirso
González, un decidido impugnador del probabilismo. Del espaiiolismo de aquellos
jesuitas de la primera generación mediaba, ciertamente, un abismo.
En cualquier caso, detrás de la retórica del nacionalcatolicismo español laten
los problemas de una monarquía ansiosa de dinero y un clero que se cree
esquilmado por la fiscalidad real. En ese terreno habrá que trabajar en el futuro."
Autor: RICARDO GARCÍA CÁRCEL
Universidad Autónoma de Barcelona
http://www.raco.cat/index.php/Manuscrits/article/viewFile/23337/285288
Confuso, inconexo y descontextualizado.
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